Incremento de embarazos en adolescentes mexicanas

Incremento de embarazos en adolescentes mexicanas.

El embarazo en adolescentes es un problema de salud pública y sigue creciendo principalmente en los países en vías de desarrollo y con altos índices de pobreza. México ocupa el primer lugar después de Centroamérica y el África Subsahariana. La pobreza, la falta de educación sexual y la cuestión sociocultural son factores que influyen a incrementar los embarazos a edades tempranas, así como la violencia de género, abuso sexual y la dificultad para acceder a los métodos de planificación familiar.

El presente artículo de opinión es el resultado de una revisión documental de algunos artículos que se muestran en las referencias, en este sentido, se concluye que las adolescentes que se embarazan tienen mayor riesgo de mortalidad materna ya que no están preparadas ni física ni mentalmente para la maternidad. Aunado a ello, en el presente texto plasmamos una crítica hacia este suceso, pretendemos mostrar la incidencia de embarazos adolescentes en México.

Precisamos que el embarazo en adolescentes es aquel que ocurre entre los 11 y 19 años de edad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adolescencia como la fase de la vida que va de la niñez a la edad adulta (Secretaría de Salud, 2015). En esta etapa se desarrollan las bases para una buena salud, los adolescentes experimentan un rápido crecimiento físico, cognoscitivo, psicosocial, influyendo todo esto en su manera de pensar, sentir y tomar decisiones e interactuar con su entorno.

Según los datos que corroboramos, se demuestra que, a nivel mundial, la tasa de nacimientos en la adolescencia ha disminuido de 64,5 nacimientos por cada 1000 mujeres en 2000 a 42,5 nacimientos por cada 1000 mujeres en 2021 (OMS, 2022). Pero esta disminución ha sido más lenta en regiones de América Latina, el Caribe y África subsahariana, por lo tanto, el número real de partos de adolescentes sigue siendo elevado. Según los datos y cifras de la OMS, en el 2019 los países de ingreso mediano bajo tenían 21 millones de embarazos al año en adolescentes entre 15 y 19 años.

De igual manera localizamos que de acuerdo con las Proyecciones de Población emitidas por el Consejo Nacional de Población (CONAPO) en el país, al año 2019, habitan un total de 22 millones 204 mil 46 adolescentes entre 10 y 19 años; representando el 17.54% de la población (COESPO, EDOMEX, 2019)

El INEGI menciona “En el trienio 2006-2008 la tasa de embarazo adolescente era de 70.9 por cada 1 000 mujeres de 15 a 19 años; para 2011-2013 se incrementó a 77.0 nacimientos y en el trienio 2015-2017 fue de 70.6 nacimientos. En 2018, del total de adolescentes de 15 a 19 años, 16% reportaron un antecedente de embarazo; proporción que aumenta a 39% en adolescentes que no asisten a la escuela. La mitad de las adolescentes de 15 a 19 años que no asisten a la escuela, no utilizaron protección en el primer encuentro coital, a diferencia del 18% de quienes sí asisten” (INEGI, 2021, pág. 1).

Algunos de los factores de riesgo que más se relacionan con el embarazo adolescente son: el ausencia o bajo nivel académico, bajo nivel económico, falta de educación sexual, discriminación, racismo, exclusión social, abuso sexual, obstáculos en los sistemas de salud, la cultura, violencia de género, falta de un proyecto de vida, dificultad al acceso de métodos anticonceptivos así como desconocimiento de su uso correcto. Aunado a esto, se combina con los prejuicios o falta de voluntad del personal de salud para reconocer las necesidades en la salud sexual de los adolescentes.

Localizamos que Sánchez y Montoya (2019), mencionan que una de las principales consecuencias del embarazo a edades tempranas es la muerte materna por complicaciones durante el proceso del embarazo, el parto o el puerperio. La OMS, de igual manera, refiere que estas complicaciones son la segunda causa de muerte entre las adolescentes de 15 a19 años en el mundo, además de que 3 millones de adolescentes en este grupo de edad se someten a abortos peligrosos.  En México, “En 2019 se registraron 695 muertes maternas en el país, de las cuales 66 (9.5%) corresponden a menores de 20 años; entre las que se incluyen seis casos de niñas de 10 a 14 años” (INMUJERES, 2021, pág. 2).

Pudimos encontrar que otras consecuencias son la deserción escolar o baja calidad en los estudios, se reproduce el círculo de pobreza, mayor exposición a situaciones de inseguridad, desprotección, maltrato o abandono por parte de la pareja y la práctica de abortos clandestinos. Con frecuencia las adolescentes que son madres se estigmatizan por la sociedad y sufren discriminación, así como la desaprobación, el rechazo familiar y social tanto en las escuelas, el sector salud, en las comunidades y en ámbitos religiosos.

Es una verdadera fortuna el hecho de que, en México, se han establecido políticas como la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), que plantea intervenciones efectivas para eliminar los embarazos en mujeres de 10 a 14 años y reducir la tendencia en embarazos de 15 a 19 años para el año 2030. Resulta como una corriente preventiva favorable crear estrategias en donde se incluyan variables tales como: educación sexual integral que deben ser abordadas en las escuelas, clínicas y otros servicios de salud. promoción del uso de anticonceptivos, intervenciones directas en medios de comunicación y políticas sociales para retención escolar y reinserción social.

CONCLUSIÓN

Tras analizar los diversos artículos sobre la incidencia de embarazos en adolescentes, podemos concluir que el embarazo en este grupo de edad es un problema de salud pública a nivel mundial, y aunque ha disminuido, no es suficiente, pues la tasa de embarazos sigue siendo elevada en países en vías de desarrollo, trayendo consigo graves consecuencias físicas, psicológicas, socioeconómicas y muertes maternas.

Nuestra opinión es que la alta incidencia de embarazos en adolescentes de 15 a 19 años, es resultado de la falta de educación, las diferencias sociales, culturales y económicas. Por lo tanto, recomendamos mayor difusión en el hogar, la escuela y las redes sociales sobre los métodos de planificación familiar, además de brindar una educación sexual integral, clara y precisa, basada  en los comportamientos sexuales responsables, brindando información sobre las consecuencias de las relaciones sexuales precoces, así como los embarazos no deseados y sus repercusiones.

Por:

Sofia Alvarado Alegría

Rosario Jiménez Martínez

Isabel Jiménez Gómez

 

 

Referencias Bibliográficas

 
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